Premio Biblioteca de los Posts Perdidos

Algunos escritos, post, nos llaman la atención, bien por su brillantez o porque nos tocan de forma especial.
He aquí algunos de los que encontré, sería una pena que se perdieran en le marasmo de la Red. Por ello creámos este premio.
Si encuentras uno de estos post, haznóslo saber.






El valor de la palabra escrita


Autores premiados

lunes, 29 de diciembre de 2008

"Érase una vez" de Lys

domingo 28 de diciembre de 2008



Érase una vez…

Tenía una sola pasión: escribir poemas. Pero sus poemas eran blancos.

Él creía que sus poemas salían de la boca de dios por que caían de las nubes en copos blancos y livianos. Tenía un nombre. Un nombre de resplandeciente blancura

Nieve.

-¿Qué es la poesía?- preguntó al sacerdote.

-Es un misterio inefable- contestó.

Un día, el ruido de una jarra de agua al estallar hizo germinar en su mente una gota de poesía, despertó su alma y le transmitió su belleza. Era el momento de decir lo indecible. Era el momento de viajar sin moverse, era el momento de ser poeta.

Pasaron los meses y escribió muchos poemas, bellísimos, etéreos, blancos.

Un día de diciembre su padre lo llevó a la cumbre de una montaña y le dijo: - quédate unos días, tienes que decidir tu futuro, o sacerdote o guerrero siempre ha sido así en nuestra familia.- Al regresar su padre preguntó, -¿Has encontrado tu camino?- -Mejor aún, padre. Me he encontrado por fin con la nieve.-

Desde entonces salía siempre al amanecer hacía la montaña y escribía poemas, regresaba siempre a la hora del té. Pero un día se paró en la fuente y una muchacha le dio de beber, al hacerlo su vestido se abrió hasta la altura del seno, un seno blanco como la nieve. Esa noche se durmió con una mano en la calenturienta frente y la otra mano en su sexo erecto. Fuera nevaba.

Sucedió que su padre recibió la vista de un cortesano, el poeta oficial del rey, le acompañaba una muchacha de una belleza nunca vista por el joven poeta. La miró y ella le sonrió. Enséñame tus escritos – Le dijo el cortesano. Los leyó durante toda la noche y a la mañana siguiente le dijo: son bellísimos pero no tienen color. – Ve a la corte, el mejor poeta del mundo vive en la corte, él te enseñará a ver colores en la nieve.

-Iré cuando esté preparado-. La muchacha le miró y soltó una risita burlona y el joven poeta sintió que la odiaba y la amaba intensamente. –Partiré dentro de dos días- dijo al salir de la habitación.

Esa noche escribió:


La piel de las mujeres

La piel que ocultan

¡Cuan cálida es!

Nieve limpia

Pasarela del silencio

Y belleza.

Música de nieve

Grillo de invierno

Bajo mis pasos.

Mujer agachada

Que orina y hace fundir

la nieve.

A la noche siguiente, la muchacha de la fuente lo inició en el amor. Su piel tenía el sabor del melocotón, besó su seno blanco, tomó en su boca un pezón y lo chupó como si fuera un limón de luna. No lo soltó hasta el alba.

Estuvo un año en la corte. Aprendió a dar color a la nieve sin que perdiera ni un ápice de su blancura, durante ese tiempo no olvidó ni un instante a la muchacha de la risita burlona. De regreso a su casa calculó mal el tiempo y los víveres, pasó hambre y frío. Al caer desfallecido, debajo de la nieve, atrapada en un ataúd de cristal, vio a la muchacha dormida en todo su esplendor, la piel blanca, el pelo negro, los labios rojos como la sangre, los ojos azules de un azul de cielo helado, sintió un terror que sacudió todo su cuerpo y se desmayó. Al despertar unos segundos después, ella ya no estaba. Se obligó a caminar y llegó a su casa. La muchacha de la fuente fue a verlo y se le ofreció pero él la desdeñó con indiferencia y desgana.

Un día al llegar la primavera, cuando todos los almendros estaban en flor, hallábase escribiendo, lo que escribía sus lágrimas lo borraban y de pronto sintió que se abría una puerta y una corriente helada le calentó el corazón.

Se volvió y dijo:

-Hace tiempo que te espero-
-Sabía que esperarías-

Aquella noche hicieron el amor.

Besó sus ojos, sus pechos, su vientre… se durmieron al amanecer.

Desde entonces sus poemas los escribió en blanco, rojo, negro y azul.



jueves, 11 de diciembre de 2008

aislado de Francesc Puigcarbó

aislado


Aislado en medio del paisaje urbano
hay un árbol desnudo cerca de casa

ni una hoja ha brotado,
de sus ramas secas y desastradas.

Torcido de debilidad lo aguanta

un palo con una cuerda

y un perro se acaba de mear.

Envidioso observa los otros que,
satisfechos, lucen ufanos ofreciendo

su sombra a los que buscan resguardo.
Un empleado de parques y jardines
llega con la furgoneta y un serrucho,

lo sierra por la base y lo carga detrás.

El árbol desnudo cerca de casa,

ha traspasado a mejor vida,
en el suelo una placa metálica avisa:
Este árbol ha sido cortado,
por falta de rendimiento, pronto

pondremos otro, de la misma especie

y de mejor resultado.

martes, 9 de diciembre de 2008

"El Blog" de Argifonte

El blog

Tenemos a este sujeto, F.P.M que un buen día decide hacerse un blog. Le han contado que todos tienen uno y que molan mucho porque puede escribir lo que quiera para que todo el mundo pueda leerlo. ¡Genial! F.P.M. siempre había querido ser escritor. Nunca ha escrito nada fuera de las redacciones obligadas en el colegio, la universidad y el trabajo, pero sabe que si quisiera podría escribir fabulosas narraciones tremendamente interesantes. Lo que ha deseado toda la vida, precisamente, le acaba de caer del cielo: un espacio personalizable donde contar peripecias, pareceres, preferencias… así que se pone manos a la obra.

Se bautiza como Redward y titula “Crónicas de una vida anunciada” su blog. Contempla entonces la página en blanco del procesador de textos y se bloquea. No sabe qué coño escribir. Intenta lo de la escritura automática y lo del brainstorming sin éxito, luego decide visitar los demás blogs del servidor para ir acumulando conocimientos. Pincha en unos cuantos al azar y lee unas cuantas entradas. Se da cuenta de algunos blogs hablan sobre cosas concretas, vamos, que se dedican a un único tema; otros son diarios donde se puede conocer la vida de alguien a quien no conoceremos nunca día tras día, sensación tras sensación. Hay blogs que no cuentan nada verídico, otros son templos donde buscan adoración los periodistas frustrados. Redward ya tiene suficiente material para empezar a escribir, cuando tropieza con otro obstáculo.

Comienza escribiendo unas líneas sobre él mismo y cómo le ha ido el día y abandona al tercer párrafo: le parece que su vida es demasiado aburrida como para contársela a nadie, bastante tiene él con vivirla, ¿para qué recrearla? Tampoco puede, ni quiere, escribir sobre otras cosas. No hay nada que le apasione lo suficiente como para ponerse a aporrear las teclas del ordenador, y de algún modo sabe que estropeará lo que sí le apasiona si lo traslada al papel virtual. Le importan un bledo el mundo y sus noticias, el cine y sus películas, la música y sus disonancias, como para dejarse los ojos en la pantalla.

Así que borra su blog y manda a paseo a Redward y sus pretensiones literarias. Con una cerveza y un cigarrillo, se sienta en el salón de su casa y elige un libro de su biblioteca: Crónicas Marcianas, Ray Bradbury.

Después de todo, se dice, a mí lo que me gusta de verdad es leer buenos libros.


Escrito por: argifonte 2 comentarios 09 Dic 2008 URL Permanente

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Retorno de Nostromo

miércoles, julio 30, 2008

RETORNO.
Una fuerte infección intestinal me ha obligado a regresar de Puerto Vallarta . Tengo como tres días en cama y no veo que mi salud mejore. En la noche no pude dormir del dolor. Es una ansiedad horrible que no te permite estar parado, caminando, sentado o acostado. La medicina es fuerte, solo así puedo dormir.
Julian San Román me ha visitado para despedirse. Si, es aquel amigo que se marcha a la costa de Jalisco. Entre abrazos y bromas me ha dejado un "carrujo de mota" para "cuando el dolor sea insoportable.-"¡ No se te quitara, pero al menos se te olvidará. Ya veras viejo!". Es un buen amigo este Julian. Es inteligente y emprendedor por eso ahora que me sale con que se va a una vida menos agitada pues no le entiendo.-"Uno de estos días te lanzas a mi chalet, allá te espero"- me dice al salir ante la mirada de fuego de mi mujer. No ha tocado el tema pero se que se la ha guardado para después, la conozco.

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Una pena...¿o no? de Germinal Pignal

10 Jul 2008

UNA PENA... ¿O NÓ.?

¡Vaya desperdicio de educación recibida en casa... cuanto tiempo y esfuerzos echados a perder... llegue a pensar alguna vez.!

-Hijo mio no digas mentiras. Hijo no cojas lo que no es tuyo. Hijo sé educado. Hijo portate bien. Hay que compartir, hijo... no digas palabrotas.

Y tanto empeño en que aprendiese a ser una persona buena y de provecho para luego de aprendida la lección echarme al mundo desprovisto de defensas ante el imperio de la mentira, del robo, de la mala educación, del egoismo extremo.

Si no fueran mis padres, jamás les hubiese perdonado.

Todavía recuerdo la sensación de shock, de incredulidad, de parálisis: el mundo era bastante más diferente de lo que me habían contado en casa y yo era un inocente inadaptado porque los valores que me inculcaron no me servían para relacionarme con los demás. Siempre salía perdiendo. Me lo creía todo porque no concebía la mentira. Me lo quitaban todo porque no concebía el robo.

Y lo peor de todo era que no podía vengarme de mis enemigos; ante la imposibilidad de hacer daño conscientemente, cuantas veces deseé haber sido educado -con perdón de la vieja- para ser un hijoputa sin escrúpulos. Creo que incluso se lo dije una vez.

Joder, si es que me habían dado hasta una voz de la conciencia mientras que los demás iban montados encima de sus instintos.

Lo de las palabrotas es lo único que les impidió a mis padres triunfar completamente.

Con el tiempo creo que he conseguido un cierto equilibrio y me he hecho justicia a mí mismo.

Ahora soy capaz de detectar a un hijoputa en cuanto lo veo y creo que debería ser una asignatura obligatoria en lñas escuelas porque delante de determinada gente con la bondad no basta. El desarrollo de las virtudes tiene que llevar parejo el contraste con las maldades. el ying y el yang -se me ocurre- de otra manera el arbol no dá frutos sabrosos.

Salud y Anarquía.



Escrito por: Germinal Pignac 1 comentario 10 Jul 2008 URL Permanente Tags:

CHIPI, CHIPI Y CHIPI de Nostromo

lunes, julio 07, 2008

CHIPI, CHIPI Y CHIPI.
Hoy amaneció lloviendo. Toda la mañana con esa lluvia lenta , "chipi-chipi" o "mojapendejos" como le llamaba la abuela. Así estubo hasta hace rato para de pronto el cielo quedar azul con un sol brillante y subir la temperatura porque, tan radiante es, que calienta el pavimento de las calles y ya se siente que sube el vapor y con ello el calor. Olvide colocar el filtro a la cafetera y el café se ha llenado de la "surrapa" del molido. Ultimamente le he perdido el sabor al café, ahora me ha dado por tomar té de todos colores y sabores: negro, verde, de manzana a la canela, etc., etc.
En los últimos días me he sentido intranquilo y es, a mi parecer la cuestión de mis deudas que no puedo salir, el trabajo que no me deja satisfecho del todo y con ello un ligero dolor en el estomago. La semana pasada visite a un viejo amigo y me ha sorprendido pues así, sin más ha decidido renunciar a su trabajo como director de zona de Converse, vender su pequeño departamento y su membresia del gym y largarse a la costa de Jalisco. Tal vez le ha obligado su reciente divorsio y el perder a sus hijos. A su ex le ha sedido, sin pleito ni nada , la residencia donde vivian más la pensión mensual para el mantenimiento de sus hijos. Su departamento esta vació, nos sentamos en el suelo para platicar. Pensé que podría estar abatido o quizás deprimido pero en apariencia no es así. Compro una casita a un gringo cerca de Chamela en la costa de Jalisco. Esta en medio de la nada, la población más cercana esta como a 20 minutos por carretera. Me explica que se ha obligado a esto por que todo lo terrenal ya no le significa nada, que su ser se ha desprendido de este caparazón que es su cuerpo para lanzarse hacia un nuevo encuentro con su alma. La soledad es su principal aliado. Me despedi deseándole la mejor de las suertes para que se encuentre así mismo. ¡¡Adiós "mai broder"!!, termina diciendome mientras le miro desde la calle en su 3er. piso. "Cuando el mundo tira para abajo es mejor no estar atado a nada..." Ahh, siempre me he dicho que la coca y la mariguana no dejan nada bueno. No señor, nada bueno.

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Abriendo ventanas de Manly

Abriendo ventanas




La felicidad pasó por delante de mi ventana y quise pillarla, estiré mi mano para detenerla pero iba demasiado rápida y no la alcancé. Llorando me retiré a una habitación interior, oscura, sin casi aire.
Esta habitación tiene una puerta que siempre permanece cerrada, da paso a un patio lóbrego, lleno de humedad. En mi ansiedad me dio por abrirla y pasar a este patio. En él unas cajas abandonadas se acumulaban contra una de sus paredes. De rabia que tenía me fui hacia ellas y empecé a tirarlas por todas partes, una tras otra: una caja, otra, otra más…, hasta que se quedó al descubierto un ventanuco con un cierre hecho de maderas viejas y roídas. En mi estado de ánimo no podía dejar nada en pie, así que de una patada derrumbé todo el artificio. Se vio entonces la calle y agachándome salí como pude.
Fue cuando me di de bruces con la felicidad, que dando vueltas alrededor de mi casa me buscaba.

MATRIARCA de Pedro Giraldo

Matriarca



Visitar los mercadillos se convirtió para mí, desde hace ya tiempo, en una distracción que sin ser apasionante puede encerrar lecciones de interés si se contempla desde un punto de mira como observador de vidas y costumbres. Si encima uno descubre algo que no encontraba en tiendas del común, entonces es una verdadera suerte. Además puede tener un precio que le alegra a uno la mañana.



Por lo pronto, para un abuelete como yo que no tiene nietos, es una gozada ver a señoras de mi edad o más jóvenes aún que lidian, alegremente la mayoría, con sus nietos, esos ángeles aún no rebeldes del todo, para que papá y mamá traigan a casa los dos suelditos que permiten pagar la hipoteca. Me paro ante un rorro de pocos meses que va dormido, ajeno al bullicio circundante, o sigo con la mirada el incansable moverse de alguna pitufilla de muy pocos años que todo lo mira, todo lo toca, todo la admira, mientras el abuelo o la abuela desdobla su mirada para que no desaparezca como un ratón en una charcutería.



Todos los mercadillos tienen cosas en común y cada uno presenta singularidades que lo caracterizan. En el último por donde me entretuve, reconocí varios rostros que hace tiempo que no veía. Estaban en un puesto de chándals, en otro de calzado de imitación piel, en uno con calcetines muy baratos y ropa interior de dudoso gusto, todo un hipermercado de calidades que no son de primera. Los conozco desde hace un par de años y sé que son hermanos. En uno de ellos, como en la cabina de mando del buque insignia, la matriarca se encargaba de que no le faltara a nadie el bocadillo a su hora, de permitir una rebaja no contemplada o de llamar al orden a quien lo precisara. El marido, tan gitano como ella y sus hijos –y mi expresión no encierra ningún racismo, sino constata una realidad- solía brujulear de un lado a otro y es el único que se permitía lo que un concejal de verbosidad impostada, llamaría la movilidad sostenible: sustituye a quien va satisfacer una necesidad fisiológica, vigila que nadie se haga el olvidadizo a la hora de pagar y detalles parecidos.



Sin embargo, en esta visita reciente, hay un detalle revelador desde el primer momento. Es una zona donde aún el luto es una norma social de obligado cumplimiento y veo que todos visten de riguroso negro. Es la madre la que se ha marchado al Jardín y aunque están todos en sus puestos, se nota esa ausencia que se hace terriblemente visible. Es la hija mayor, treinta años largos, alta y guapa, la que parece que debe ocupar el lugar insustituible de la mama. Se cubre su cabeza con un pañolón, negro cómo no, que no consigue ocultar la belleza de sus ojos y su bien perfilada boca. Nunca me fijé demasiado cómo vestía antes, pero ahora lleva una falda casi hasta el suelo que permite ver que también lleva medias negras.



El más joven de los hermanos, un chaval que vende la ropa deportiva, tiene una negrísima cabellera ensortijada, no obstante lo cual lleva una gorrilla de béisbol, negra también, sin marcas ni letreros. La hermana mediana, que con su marido, es la vendedora de zapatos, algo más gruesa y con un par de churumbeles siempre en las inmediaciones, lleva pantalón ceñido que no la favorece y camiseta holgada, que no es preciso aclarar que también son negros. Es la única que lleva la cabeza descubierta. El marido alivia el luto con un pantalón vaquero normal, pero también su polo es negro.



Se me ha pasado advertir que la hija mayor, la heredera de la matriarca, se ve ayudada por un hijo suyo, adolescente, que no viste de negro, pero cuya indumentaria revela una seriedad impropia de sus años. Es en ese puesto, donde con sombrero negro, en un rincón, silencioso y fumando de continuo se encuentra el viudo, la camisa negra algo desabrochada y en el cuello una pañoleta negra que le cuelga en la pechera. No sé si ha encanecido su bigote o es el contraste con tanto negro lo que hace parecérmelo más blanco.



Debe ser reciente la desaparición de la mama porque se percibe una tristeza compartida, una seriedad natural que no es artificiosa como pudiera parecerlo el luto, que en sí mismo puede tener un punto de exhibicionismo. Pido perdón por la expresión, pero no la retiro. Ya sé que alguien experto en antropología me daría mil y una razones que lo explicasen, tal vez es una forma de conjurar el duelo y hasta hacer más llevadera su pena que, repito, se percibe clara en miradas y laconismos. Todo el que ha vivido hace treinta, cuarenta o cincuenta años una infancia de pueblo sabe los rigores y las normas infranqueables del luto. Lo que me descoloca es que me resulta un anacronismo, quizás porque estas expresiones externas de duelo no son ya comunes en la mayoría de los sitios. Pero estoy seguro de que ellos lo consideran una obligación, una ley no escrita y la cumplen con escrupulosidad.



Me voy alejando del mercadillo con una bolsa en la que llevo tres pares de calcetines de deporte que no pensaba comprar.





Escrito por: PEDRO GIRALDO

Dudas tengo, dudas ofrezco de Pedro


Dudas tengo, dudas ofrezco

No sé si existe Dios o es sólo un cuento. Por desconocer nuestro futuro también me lamento. El no saber si poseo un alma, me supone un grave tormento, a pesar de que algo me dice que debiera tomármelo con más calma, porque pudiera resultar que nada de ello fuera verdad y que tan sólo se tratase de pura ingenuidad provocada por locas neuronas que nada entienden de la realidad, ya que su único cometido es sobrevivir. Y es que esto de tanto discurrir sin llegar a ninguna conclusión, de pesado que llega a ser, a mí me llega a aburrir.

Habrá algo después de la muerte, o será el destino de cada ser viviente el más absoluto de los vacíos y todo acabase de repente. Y si al morir, dejamos de sentir, mi pregunta es ¿por qué a la muerte temer? Aunque también cabría suponer que el pasado se vuelve a repetir, convirtiendo en un ciclo sin fin esta locura de vivir. Claro que ello, ¿quién lo podría definir? De ahí que fuese bueno saber si existe un principio y un final, para con ello poder entender nuestro periplo existencial.

La bondad o maldad de la globalización, nadie nos puede asegurar, así como que del cambio climático nos debamos preocupar. Y si la extracción de petróleo tiene fin, ¿cuándo tendrá éste lugar? Me gustaría saberlo, para poderlo prevenir; aunque me temo que de esto, como de aquello, sólo saben pronosticar los que comen de ello para tenernos en un eterno sin vivir. También me gustaría saber si el desarrollo sostenible es sólo una utopía, y si en verdad es nuestro deber el preocuparnos por la sequía. Pero lo que en verdad más me chirría es saber si será posible una perfecta democracia, o deberemos conformarnos con la actual desgracia.

Quién pudiera saber si la vida surgió en este planeta, o por el contrario hasta aquí viajó en un remoto cometa. Porque si así sucedió, nada haría dudar que también en otros mundos la vida tendría lugar, y el que aquí nos encontremos sólo se lo debemos al caprichoso azar. Claro que por preguntar, si la vida nadie la ha podido reproducir, yo no me cansaré de insistir en que por favor, dejémonos de especular y limitémonos a vivir.

¿Llegará el día en el que un necio cambie de condición? ¿Y por qué es tan difícil cambiar de opinión? ¿Puede una persona nerviosa tranquilizarse? ¿Puede un orgulloso rebajarse o un mentiroso rectificarse? Quién crea poder contestar a tanta cuestión no es más que un fanfarrón, ya que está por demostrarse de qué depende el que tomemos una u otra posición.¿Por qué es cuando más hago trabajar mi mente, cuando mi ignorancia se me hace más patente? Y me pregunto, si cuanto más leo, más lerdo me veo, ¿no será esta práctica contraproducente?

Porque de seguir con esta cabezonada, podría llegar el día en que no supiese nada. Pero también es cuestionada la infalibilidad de que la incertidumbre cause inseguridad, porque de ser así, ¿por qué la ignorancia da tranquilidad? También pudiera ser, como piensa mucha gente, que el saber procura felicidad, aunque quisiera saber si somos capaces de reconocerla cuando la disfrutamos de verdad.

Sobre la verdad y la mentira, todo un mundo hay por descubrir. Si pienso que una mentira, verdad es, nadie podría acusarme de mentir. Pero también sería de necio suponer, que por creer una mentira, en verdad se fuera a convertir, lo que me lleva a concluir que todo esto es una locura, debido a la incapacidad de distinguir la verdad de la impostura. Pero quizás, no sería mucha vanidad el hecho de pensar que creer ciegamente en una falsedad, terminase transformándola en la más absoluta realidad. Así como que sin duda existirán certezas que ni el más infinito tiempo nos mostrará con toda su crudeza. Claro que esto sólo lo supongo y nunca me enteraré, al igual que tampoco a saber llegaré si la imaginación tiene un alcance o infinita es. Y puestos a indagar, por favor ¡qué alguien me alivie esta tensión! Cómo poder diferenciar la realidad de la ficción.

Por no saber, ni siquiera sé quién soy, lo que soy o lo que un día fui, y esto me intimida, porque lo que es hoy, sólo llego a intuir que desconozco todo lo importante de esta vida. Para mi desdicha, esto es lo único seguro que en mi mente tiene cabida. Tan sólo me mueve un esperanzador anhelo, y es que con el tiempo todo se olvida, aunque algo me dice que también esto sea un camelo.

Así que sólo les puedo ofrecer lo que tengo: infinidad de dudas. Dudas tengo, dudas ofrezco; ya me gustaría a mí poder dar de lo que carezco, pero finita es la mente, y por ello, el conocimiento. Que nadie me culpe, que nadie se lamente, por favor sean clementes y agradezcan el ofrecimiento. Y si de todo lo dicho, nada entienden, vuelvan a leerlo con detenimiento.

Mangonear de Marta



Me he vuelto un poco "mangui", y por eso no actualizo a diario el blog. No es pereza, de verdad que no, tampoco es por falta de ideas, o inspiración, yo escribo lo que se me pasa por la cabeza. La razón es lo dicho, que me he vuelto "mangona", y ahora, hay días que robo el tiempo a escribir, para dedicarlo a limpiar. Otros días, se lo robo a la limpieza para llegar al trabajo andando y así mejorar la circulación de mis piernas y terminar con la retención del líquidos que me produce la calor. Ayer le robé un poco al andar para ir al mercado a comprar fruta y verdura. Hoy robo el tiempo a todo lo demás, para poder actualizar. Y a partir de antes de ayer, robo el tiempo a todo lo que hacía los domingos porque empiezo las clases de vela!!!!. En cuanto cuadre la economía y estén cubiertas todas las necesidades básicas del hogar, como son las cortinas (que sigo sin ellas), o las manetas de las puertas (Virata se quedó encerrado en el baño este fin de semana y al final rompimos la maneta de esa puerta), y tengamos asistenta del hogar, robaré una hora cada día para volver a natación. Y es que ya he comprobado, que por mucho que lo pida, nadie me da más tiempo, así que como es tan triste pedir, pues me pongo a "mangar".
Lo dicho, que me he vuelto una mangona de tiempo y como si lo viera, me caerá cadena perpetua!!!!.


Cervantes y Alcalá de Henares de Mari Carmen Polo



Por fin se acabó la semana. Pardiez que creí que nunca terminaría, tan largas se me han hecho las jornadas, amigo Sancho, que ni los galgos más avezados podrían haber dado tantas carreras como yo por estos lares...

Y es hora, amigo mío, de relatar lo que aconteciera hace dos semanas, en el día del Señor, cuando gustosamente acompañé - aunque ellos no se percataran - por esta villa de Alcalá a Roser y Arnau, venidos desde tierras catalanas, y a su familia que mora en la vecina villa que un día se llamara de la Fuente Labrada.


Fíjate, compañero Sancho, que mi nombre reluce en las paredes, como yo solía escribirlo 'Cerbantes', aunque también pudiera ser que encontrases ese 'Ceruantes' que solía estamparse en las portadas de mis obras. Sea como fuere, reconocido soy en esta villa que me vio nacer y son muchos los que hasta sus calles se acercan tratando de encontrar un resto de aquel pasado que fue mi época. Yo a todos les doy la bienvenida y de buena ley trato de conseguir su deleite, ya sea caminando a su lado por las bulliciosas calles que nos adentran ya en el barrio moro, ya en el cristiano, ya en el judío, admirando junto a ellos las plazas, o animándoles al buen yantar y al mejor vino, ese que calienta el cuerpo y aligera el espíritu, que hombre que tiene el estómago lleno razona con más tino y más sosegadamente que el que anda rebuscando entre las piedras como los perros famélicos buscan los trozos de tocino.


Amaneciera el día en Alcalá desangelado y gris y las gentes cubríanse todo lo más que podían de las mordeduras del vientecillo y del frío. A pesar del fresco, Roser y Arnau, mostraban la tez lozana y el porte donoso, dispuestos como estaban a sacar el máximo provecho de la jornada.


Esta calle Mayor que despacio recorríamos, fue próspera zona comercial judía en mis días y ansí ha seguido, Sancho, que era signo de contentamiento que los dineros sonaran en la bolsa y las mercaderías ocuparan las alacenas de las moradas. Esos pilares que soportan el peso sin quejarse, puestos fueron en el siglo XIX, y las casas que en ellos se apoyaban servían para ambos menesteres, la vivienda y el comercio.

En el número 48 desta calle sigue en pie, desafiando calores y tormentas, la que fuera mi casa y la de todos los que en ella quieran entrar, donde serán bien acogidos aunque ya no se les pueda ofrecer ni una jarra de vino o de agua del pozo que tan buen servicio nos diera en aquellos tiempos. Allí podrán recrearse mirando en los aposentos que usaran las mujeres, las dueñas y los infantes, la sala privada de mi padre, la botica con sus remedios, pomadas y ungüentos, la cocina donde trajinaban las criadas y sus despensas...


Hoy día, leal Sancho, mi casa es un hervidero de gentes que entran y salen de los aposentos preguntándose cómo sería en realidad la vida de aquellos buenos cristianos que allí habitaban. Antes también lo era, ya que muchos acudían a la sabiduría de mi padre, buen cirujano, para encontrar alivio a sus males, el cual procuraba satisfacellos en sus posibilidades.


Roser y Arnau tuvieron a bien sentarse junto a ti y al lado de don Quijote, Sancho, aunque tu andabas un poco soñando con ínsulas y demás aventuras en las que tu amo te comprometía sin que valiera un maravedí que mostraras tu buen seso.


En esta plaza que lleva mi nombre, las cigüeñas otean desde sus nidos, en las torres de las iglesias, los mozos requiebran a las mozas y las damas emperejiladas se pasean junto a los infantes, mientras los caballeros arreglando reinos, desfaciendo entuertos, platicando, amigo Sancho, sobre lo humano y lo divino, todo lo cual es propio de su humana condición.


Por aquí también guié los pasos de Arnau y Roser, de Gabriel y Rebeca, de Mari Carmen y Paco, camino de la Universidad.


La Universidad de Alcalá, cuna del humanismo junto a la de Salamanca, Sancho, sabes tan bien como yo que fue creada por el insigne Cardenal Cisneros con el nombre de Colegio Mayor de San Ildefonso, iniciándose su edificación en el siglo XV y terminándose en el XVI. Fue construida por Rodrigo Gil de Hontañón en estilo plateresco y en su interior existen varios patios realizados en diferentes estilos, estando uno de ellos inacabado. El Paraninfo es una de las mejores muestras del estilo Cisneros, donde se combinan las muestras mudéjar en yesería o madera, y la decoración plateresca. De más es decirte, buen amigo, que en su capilla pueden matrimoniar antiguos alumnos de esta Universidad, amén de los alcalaínos, que son copropietarios de esta singular y fermosa capilla.

Viéneme a la mente un dicho estudiantil que nos dice que a los alumnos que no pagaban por ser de familias humildes y, por tanto, servían de criados en la universidad, se les diferenciaba de los demás porque aquestos llevaba una gran gorra, llamándoseles gorrones . Y este nombre, querido Sancho, quedó para los que no pagan por algo, usándose también en la actualidad.

Llegó la hora de llenar el estómago ansí que ayudé a buscar dónde saciar el apetito de toda la familia y, de paso, que recuperaran el calor en el cuerpo. El restaurante El Bierzo en Alcalá, es lugar agradable, tiene buenas tapas, carnes y sopas, y allí dejé a toda la familia, en buena armonía, platicando y degustando sus sabrosas viandas, y yo regresé a mi casa, para seguir solazándome con el trajín de unos y otros.


Miguel de Cervantes Saavedra



Nota: Ruego a vuesas mercedes no confundir las letras de D. Miguel con estas otras que sirven de comentario a las fotos de nuestra mañana pasada en Alcalá, y que tan sólo han sido fruto de mi trabajo. Obviamente, ciertas referencias históricas están al alcance de cualquiera, pero el resto del texto y la presentación pertenecen a esta humilde bloguera. Al firmar como 'D. Miguel de Cervantes Saavedra' simplemente he querido dar mayor verosimilitud al texto dejado en esta entrada. D. Miguel nunca habría escrito tanta majadería junta ni aunque le hubiera entregado una buena bolsa de maravedís.


María del Carmen Polo Soler


jueves, 20 de noviembre de 2008

Como funciona

En búsqueda de la excelencia