Premio Biblioteca de los Posts Perdidos

Algunos escritos, post, nos llaman la atención, bien por su brillantez o porque nos tocan de forma especial.
He aquí algunos de los que encontré, sería una pena que se perdieran en le marasmo de la Red. Por ello creámos este premio.
Si encuentras uno de estos post, haznóslo saber.






El valor de la palabra escrita


Autores premiados

lunes, 29 de diciembre de 2008

"Érase una vez" de Lys

domingo 28 de diciembre de 2008



Érase una vez…

Tenía una sola pasión: escribir poemas. Pero sus poemas eran blancos.

Él creía que sus poemas salían de la boca de dios por que caían de las nubes en copos blancos y livianos. Tenía un nombre. Un nombre de resplandeciente blancura

Nieve.

-¿Qué es la poesía?- preguntó al sacerdote.

-Es un misterio inefable- contestó.

Un día, el ruido de una jarra de agua al estallar hizo germinar en su mente una gota de poesía, despertó su alma y le transmitió su belleza. Era el momento de decir lo indecible. Era el momento de viajar sin moverse, era el momento de ser poeta.

Pasaron los meses y escribió muchos poemas, bellísimos, etéreos, blancos.

Un día de diciembre su padre lo llevó a la cumbre de una montaña y le dijo: - quédate unos días, tienes que decidir tu futuro, o sacerdote o guerrero siempre ha sido así en nuestra familia.- Al regresar su padre preguntó, -¿Has encontrado tu camino?- -Mejor aún, padre. Me he encontrado por fin con la nieve.-

Desde entonces salía siempre al amanecer hacía la montaña y escribía poemas, regresaba siempre a la hora del té. Pero un día se paró en la fuente y una muchacha le dio de beber, al hacerlo su vestido se abrió hasta la altura del seno, un seno blanco como la nieve. Esa noche se durmió con una mano en la calenturienta frente y la otra mano en su sexo erecto. Fuera nevaba.

Sucedió que su padre recibió la vista de un cortesano, el poeta oficial del rey, le acompañaba una muchacha de una belleza nunca vista por el joven poeta. La miró y ella le sonrió. Enséñame tus escritos – Le dijo el cortesano. Los leyó durante toda la noche y a la mañana siguiente le dijo: son bellísimos pero no tienen color. – Ve a la corte, el mejor poeta del mundo vive en la corte, él te enseñará a ver colores en la nieve.

-Iré cuando esté preparado-. La muchacha le miró y soltó una risita burlona y el joven poeta sintió que la odiaba y la amaba intensamente. –Partiré dentro de dos días- dijo al salir de la habitación.

Esa noche escribió:


La piel de las mujeres

La piel que ocultan

¡Cuan cálida es!

Nieve limpia

Pasarela del silencio

Y belleza.

Música de nieve

Grillo de invierno

Bajo mis pasos.

Mujer agachada

Que orina y hace fundir

la nieve.

A la noche siguiente, la muchacha de la fuente lo inició en el amor. Su piel tenía el sabor del melocotón, besó su seno blanco, tomó en su boca un pezón y lo chupó como si fuera un limón de luna. No lo soltó hasta el alba.

Estuvo un año en la corte. Aprendió a dar color a la nieve sin que perdiera ni un ápice de su blancura, durante ese tiempo no olvidó ni un instante a la muchacha de la risita burlona. De regreso a su casa calculó mal el tiempo y los víveres, pasó hambre y frío. Al caer desfallecido, debajo de la nieve, atrapada en un ataúd de cristal, vio a la muchacha dormida en todo su esplendor, la piel blanca, el pelo negro, los labios rojos como la sangre, los ojos azules de un azul de cielo helado, sintió un terror que sacudió todo su cuerpo y se desmayó. Al despertar unos segundos después, ella ya no estaba. Se obligó a caminar y llegó a su casa. La muchacha de la fuente fue a verlo y se le ofreció pero él la desdeñó con indiferencia y desgana.

Un día al llegar la primavera, cuando todos los almendros estaban en flor, hallábase escribiendo, lo que escribía sus lágrimas lo borraban y de pronto sintió que se abría una puerta y una corriente helada le calentó el corazón.

Se volvió y dijo:

-Hace tiempo que te espero-
-Sabía que esperarías-

Aquella noche hicieron el amor.

Besó sus ojos, sus pechos, su vientre… se durmieron al amanecer.

Desde entonces sus poemas los escribió en blanco, rojo, negro y azul.



jueves, 11 de diciembre de 2008

aislado de Francesc Puigcarbó

aislado


Aislado en medio del paisaje urbano
hay un árbol desnudo cerca de casa

ni una hoja ha brotado,
de sus ramas secas y desastradas.

Torcido de debilidad lo aguanta

un palo con una cuerda

y un perro se acaba de mear.

Envidioso observa los otros que,
satisfechos, lucen ufanos ofreciendo

su sombra a los que buscan resguardo.
Un empleado de parques y jardines
llega con la furgoneta y un serrucho,

lo sierra por la base y lo carga detrás.

El árbol desnudo cerca de casa,

ha traspasado a mejor vida,
en el suelo una placa metálica avisa:
Este árbol ha sido cortado,
por falta de rendimiento, pronto

pondremos otro, de la misma especie

y de mejor resultado.

martes, 9 de diciembre de 2008

"El Blog" de Argifonte

El blog

Tenemos a este sujeto, F.P.M que un buen día decide hacerse un blog. Le han contado que todos tienen uno y que molan mucho porque puede escribir lo que quiera para que todo el mundo pueda leerlo. ¡Genial! F.P.M. siempre había querido ser escritor. Nunca ha escrito nada fuera de las redacciones obligadas en el colegio, la universidad y el trabajo, pero sabe que si quisiera podría escribir fabulosas narraciones tremendamente interesantes. Lo que ha deseado toda la vida, precisamente, le acaba de caer del cielo: un espacio personalizable donde contar peripecias, pareceres, preferencias… así que se pone manos a la obra.

Se bautiza como Redward y titula “Crónicas de una vida anunciada” su blog. Contempla entonces la página en blanco del procesador de textos y se bloquea. No sabe qué coño escribir. Intenta lo de la escritura automática y lo del brainstorming sin éxito, luego decide visitar los demás blogs del servidor para ir acumulando conocimientos. Pincha en unos cuantos al azar y lee unas cuantas entradas. Se da cuenta de algunos blogs hablan sobre cosas concretas, vamos, que se dedican a un único tema; otros son diarios donde se puede conocer la vida de alguien a quien no conoceremos nunca día tras día, sensación tras sensación. Hay blogs que no cuentan nada verídico, otros son templos donde buscan adoración los periodistas frustrados. Redward ya tiene suficiente material para empezar a escribir, cuando tropieza con otro obstáculo.

Comienza escribiendo unas líneas sobre él mismo y cómo le ha ido el día y abandona al tercer párrafo: le parece que su vida es demasiado aburrida como para contársela a nadie, bastante tiene él con vivirla, ¿para qué recrearla? Tampoco puede, ni quiere, escribir sobre otras cosas. No hay nada que le apasione lo suficiente como para ponerse a aporrear las teclas del ordenador, y de algún modo sabe que estropeará lo que sí le apasiona si lo traslada al papel virtual. Le importan un bledo el mundo y sus noticias, el cine y sus películas, la música y sus disonancias, como para dejarse los ojos en la pantalla.

Así que borra su blog y manda a paseo a Redward y sus pretensiones literarias. Con una cerveza y un cigarrillo, se sienta en el salón de su casa y elige un libro de su biblioteca: Crónicas Marcianas, Ray Bradbury.

Después de todo, se dice, a mí lo que me gusta de verdad es leer buenos libros.


Escrito por: argifonte 2 comentarios 09 Dic 2008 URL Permanente